Te miro mirarme y en tu pupila
queda mi cuerpo quieto, recogido.
Pide hospedaje y, en un gemido
venido huérfano en ti si asila.
Te miro mirarme y el ojo apila
-lo que tú me das, lo que yo te pido-
en el vuelo del aire obscurecido
los pétalos del iris verde y lila.
Te miro mirarme y en ti se queda,
-cansado ya de errar, allí se hospeda-
el deseo que a la mirada crece.
En tu ojo la luz se desparrama
sobre el cuerpo que, inquieto te reclama,
y el aire, ya encendido, se obscurece.
queda mi cuerpo quieto, recogido.
Pide hospedaje y, en un gemido
venido huérfano en ti si asila.
Te miro mirarme y el ojo apila
-lo que tú me das, lo que yo te pido-
en el vuelo del aire obscurecido
los pétalos del iris verde y lila.
Te miro mirarme y en ti se queda,
-cansado ya de errar, allí se hospeda-
el deseo que a la mirada crece.
En tu ojo la luz se desparrama
sobre el cuerpo que, inquieto te reclama,
y el aire, ya encendido, se obscurece.
